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Otelo en 4 X 4

 Ver a David Villegas interpretando a Yago montado en una tarima y con gestos que recuerdan al gato de Cheshire – de Alicia en el país de las Maravillas – mientras teje su telaraña de mentira y odio no tiene precio.

El Teatro San Martín  en su “Proyecto 4×4” , teatro clásico escenificado por cuatro actores únicamente, presentó Otelo, obra de William Shakespeare sobre el poder de los celos, que destaca la fuerza del odio y la venganza como instrumentos para destruir al ser humano.

Con las actuaciones de Ludwig Pineda (Otelo), David Villegas (Yago), José Gregorio Martínez y Mariana Alviárez (Desdémona), quienes a su vez interpretan varios roles en el montaje, logran en 2 horas contarnos el auge y caída del moro Otelo, al ser instrumento de la manipulación por venganza y odio,  lo que queda plasmado cuando Yago dice “Mi causa es el odio; no requiere razón”

 El montaje es llamativo, al mezclar los colores sobrios del blanco y negro, con el rojo pasión, que es el color que mueve los sentimientos en esta pieza. Pocos elementos, unos cuadrados, unas velas en pedestal y otros artilugios dan vida en todas las escenas. junto a un vestuario bien elaborado, para recrear la escenografía minimalista de la visión del director Luis Domínguez González

Aunado a la escenografía, la música también juega un papel importante en este montaje, a veces se utilizan notas de un piano recordando aquellos tiempos lejanos, otras veces es la música africana o las melodías brasileras las que nos llevan a un mundo de magia, hechicería, brujería. Estas melodías en algunos momentos inquietan por su ritmo, otras desentonan en la trama, porque nos alejan de la Venecia de la época en que Shakespeare ubica a Otelo, aunque esto puede ser tomado como una licencia creativa, algo que es muy válido.

El otro elemento sonoro que resalta y le da un tono santero a la pieza es el constante sonar de una especie de rosario que siempre lleva Yago, sonido que recuerda el de la serpiente de cascabel, y le da énfasis a las maquinaciones producto del odio y la venganza.

 De las actuaciones habría que decir que hay momentos, sobre todo al principio, en que los actores pierden la atención de los espectadores, por problemas de dicción y de entonación, que provocan parlamentos ininteligibles, un ejemplo sería al usar  los conos de papel.

A la escena final le falta fuerza, Mariana Alviárez (Desdémona), recita su texto sin mayor fuerza dramática, aunque uno sabe que va a morir debe poner más intención al suplicar por su vida;  Otelo (Ludwig Pineda) llega a este momento de la obra con dificultad de respiración y pierde en ese momento toda intención dramática para tratar de completar el parlamento sin que el aire lo ayude. Otro tanto le sucede a José Gregorio Martínez  al interpretar a Emilia, la esposa de Yago, quien es la que desencadena el final trágico. En este caso, el actor no llega al dramatismo para llevar en sus hombros este personaje, y no por ser propio para una mujer porque en la época isabelina los hombres interpretaban estos roles, sino porque le falta actuación y realidad al parlamento que pone al descubierto las intenciones de Yago (David Villegas), quien en esa especie de vengador – demonio también dejar pasar un momento dramático al decir el texto, y parece más una declamar sin la fuerza maquiavélica que había tenido en toda la puesta

Lo que rescato como interpretación es el momento en que David Villegas, en su papel de  Yago, está montado en una tarima y con gestos que recuerdan al gato de Cheshire – de Alicia en el país de las Maravillas – teje su telaraña de mentira y odio, con una inocencia como quien no busca un resultado, que ya ha anticipado.

El programa de los 4×4 busca, según explica el grupo en la página web del Teatro San Martín, «trasladar, tanto a los espectadores como a los artistas, hasta sus límites de creación y percepción, así como mostrar áreas del teatro que muchas veces ocurren detrás de las cortinas o en los ensayos:   El arte del desdoblamiento del actor, su capacidad para crear personajes y la confección de la unidad narrativa y visual que el director propone en estos primeros 16 espectáculos del programa 4×4, y que incluirán desde el teatro griego, al siglo de Oro y los clásicos contemporáneos». Yo añadiría que sirve también para ser un montaje itinerante que puede escenificarse en cualquier lugar.

La obra vale la pena verla, como experiencia de lo que se puede hacer con creatividad y pocos actores. Sin embargo, en aras de un mejor teatro para los espectadores, es necesario profundizar más en la técnica vocal, o al menos esa es mi Visión Particular.

PD.

Los fotos son tomadas de la página del Teatro San Martín, del Facebook  del TSM, y de la Web 

Una respuesta

  1. me parece sumamente valioso que le están dando curso a autores del teatro Universal, montada por nuevos valores nacionales, los felicito y agradezco informacion sobre la progrmación

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